Una buena alma le dio al mundo este enlace: http://textosqueer.wordpress.com/2012/07/20/eve-kosofsky-sedgwick-between-men-english-literature-and-male-homosocial-desire/ con
Between men. English literature and male homosocial Desire, de Eve Sedgwick (New York, Columbia University Press, 1985).
El libro busca y logra unificar los avances en la comprensión de lo
histórico del feminismo marxista con los alcances del feminismo estructuralista
en su conceptualización del género. El modo en que lo hace es sencillo: analiza
las representaciones de los triángulos amorosos en más de 20 obras literarias
inglesas escritas a lo largo de 300 años: de Los sonetos de Shakespeare (probablemente escritos entre 1570 y
1580) a The Mystery of Edwin Drood, que
Charles Dickens escribió en 1871. Así, los cambios en la forma en que las
gentes viven el género y su “clase” se nos van delineando y lo que podemos
aprender es gigantesco. De las tantas reflexiones imperdibles que nos trae el
libro, quisiera exponer tres, que espero funcionen como un empujoncito para que
ustedes lean el libro:
1. La radicalización de las jerarquías de género con la progresiva
intromisión del capitalismo en la vida de las gentes: la sumisión de los
hombres como asalariados es intersubjetivamente recompensada por su nuevo
posicionamiento social como padre de familia, a quién las mujeres –transformadas
en amas de casa– deben obediencia, amor y respeto.
2. La emergencia de la homofobia
como modo de autocontrol empobrecedor de las relaciones entre hombres (1). En los siglos XVI y
XVII, no era una cuestión qué cosa harían dos hombres solos. Su afectividad o
sus prácticas sexuales no importaban. A partir del siglo XVIII se percibirá
como los afectos de los hombres hacia personas de su mismo sexo se transforma
en una cuestión primordial, pero negativa, sobre la cual, paradojalmente, no
tienen elementos para reflexionar. Hay un interdicho (la doble negación de la
homosexualidad, diría unos años después Butler): yo no amo a los hombres porque
no puedo amarlos, con lo cual apenas sufro lo que he sido obligado a renunciar sin poder saber
cómo y porque lo he hecho. No se trata aquí, nos recuerda Sedgwick, de
“homosexualidad”, siquiera de relaciones sexuales entre hombres, se trata de
que la afectividad entre hombres, en su aspecto más general, pasa a ser algo en
si sospechoso, cuyas fronteras deben ser limitadas sin que haya un vocabulario
para ello, con lo cual todo el universo afectivo es fragilizado.
3. La distinción entre lo masculino y los “lazos/deseos homosociales entre
hombres”. Un hombre, como decía Freud, se preocupa menos por lo masculino en sí
y más por como se imagina que los otros hombres lo ven a él. Lo plenamente masculino, además, es
sinónimo de muerte: aquél que pretenda de un modo constante y en todos los
ámbitos someter a los demás, terminará consigo mismo sea por angustia sea porque en algún momento será víctima de una violencia superior a la suya. De esta forma, los hombres que se
salen airosos en las obras que nos muestra Sedgwick son hombres que aceptan la
feminilidad y la pasividad necesarias para que puedan no a todo momento, sino en los momentos claves, dominar a los demás hombres o alcanzar entre ellos el mayor status. Los
hombres más débiles -expuestos a la mayor fuerza de
los demás o internamente afligidos- son los que no han logrado o a los que se les ha impedido conciliarse con lo femenino.
¡Léanlo, léanlo!
(1) Seguramente, habrá quién se pregunte con razón qué pasa con las mujeres. Sedgwick ya se había disculpado a inicios del libro por centrarse menos sobre ellas.
Referencias:
BUTLER, Judith. Mecanismos psíquicos del poder. Teorías sobre la sujecion. Valencia: Universitat de Valencia,
Instituto de la Mujer,
Cátedras ediciones, 2001(http://www.4shared.com/office/vqIIuOD9/Judith_Butler_Mecanismos_psqui.html).
FREUD, Sigmund. Análise terminável e
interminável. In: Freud, Sigmund 1987c: Edição Standard Brasileira das
Obras Psicológicas Completas de Sigmund Freud. v. 2ª edição. Rio de
Janeiro, Imago. V. XXIII (versão eletrônica, sem páginas).
Eve Sedgwick, que nos dejó el 2009 |
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